¿Cómo afecta al crecimiento y el rendimiento la incoherencia en su organización?

Cuando una organización carece de coherencia, no sólo sufre menos competitividad, esfuerzos malgastados, ineficiencia en la asignación de recursos y bajo rendimiento, sino que además paga una penalización por incoherencia, un coste acumulado que obstaculiza el crecimiento y la innovación. Ninguna solución organizativa o cultural puede abordar de forma sostenible la fuente de estos problemas: la falta de coherencia en la estrategia de negocio.

Transformar la penalización por incoherencia en una ventaja estratégica.

La incoherencia se transforma en una ventaja estratégica cuando su propuesta de valor, capacidades y cartera de productos/servicios se alinean con las demandas del mercado. Este alineamiento mejora la eficiencia de los recursos, refuerza las capacidades y favorece el crecimiento sostenible. Alcanzar y mantener la coherencia requiere un enfoque disciplinado y un refinamiento continuo. Cuando se alcanza plenamente, la coherencia se convierte en una ventaja única y difícil de replicar que impulsa el éxito a largo plazo.

Propuesta de valor

Identificar cómo crear y captar valor en el mercado y definir su enfoque único de diferenciación.

Sistema de capacidades

Desarrollar un sistema de capacidades que se refuercen mutuamente, diseñado para respaldar su forma de aportar valor.

Encaje de productos y servicios

Garantizar que cada producto y servicio se ajuste a su propuesta de valor y haga uso de su sistema de capacidades distintivo.

Alinear sus elementos clave para el éxito organizativo.

Una hoja de ruta para la estrategia impulsada por capacidades es un proceso estructurado en el que participan los principales directivos y partes interesadas, diseñado para guiar a las organizaciones hacia la coherencia estratégica. Este proceso requiere tiempo para la iteración, las pruebas y la validación, garantizando la confianza y el compromiso con una nueva propuesta de valor.

En esta fase se mantienen intensos debates y talleres durante varias semanas con el mismo equipo principal para explorar tres realidades básicas: clientes y competidores (una visión retrospectiva del mercado); oportunidades de crecimiento (una visión aspiracional del atractivo del mercado); puntos fuertes distintivos en relación con los competidores (una perspectiva prospectiva de las capacidades). A partir de estas reflexiones, sintetizamos hipótesis claras y viables sobre posibles propuestas de valor.

La fase de diligencia necesaria, que consiste en validar y refinar las hipótesis de la fase de descubrimiento evaluando su viabilidad, valor empresarial y alineación con sus capacidades, posicionamiento competitivo (derecho a ganar), perspectivas financieras y riesgos potenciales. El equipo principal revisa o descarta las hipótesis basándose en estos datos, lo que supone una aportación vital para las decisiones que se tomen en la siguiente fase.

En esta etapa, los líderes revisan las evaluaciones de la etapa anterior y se comprometen con una estrategia coherente seleccionando una propuesta de valor y un sistema de capacidades. Esta decisión no es ordinaria. Representa un compromiso fundamental con los objetivos, las metas y la lógica subyacente, dando forma a las prioridades, resolviendo los conflictos cotidianos y generando la ventaja competitiva esencial que necesita la organización.

Esta etapa se centra en la elaboración de un plan para priorizar la creación de capacidades, ajustar las inversiones, rediseñar las estructuras e iniciar la transformación en un orden claro. La transformación comienza con acciones visibles, que conducen a cambios en la jerarquía, la asignación de recursos y los planes de crecimiento, señalando un compromiso con la coherencia.

En la etapa de Evolución, ha entrado en su «nueva normalidad»—persigue una nueva propuesta de valor, ejercita su sistema de capacidades y experimenta en primera persona el derecho a ganar. Se convierte en una organización que vive la coherencia cada día. Esta etapa no es programática ni tiene fin, y requiere una mejora continua, innovación y alineamiento de las prácticas organizativas para garantizar el crecimiento y el éxito a largo plazo. A partir de este momento, usted escribe su propio reglamento, en el que colaboran todas las personas comprometidas con su éxito.

Todas las organizaciones están perfectamente diseñadas para obtener los resultados que obtienen.
David P. Hanna
reconocido experto internacional en diseño organizativo